Inflación: Los tan temidos números
que el Banco Central de Venezuela lleva meses sin difundir pero que afectan
nuestra realidad, comiéndose nuestro sueldo, el crédito de las tarjetas y
nuestra calidad de vida.
Hoy, 10 de abril se cumplen
tres meses de atraso en la publicación de los índices de inflación por parte
del BCV, la última cifra publicada fue en febrero del presente año, cuando se
dio a conocer que en el año 2014 Venezuela
registró una inflación de 68,5%, la más alta de América Latina, aunque
muchas personas coinciden que fue desde inicios de presente año que se desató
la locura económica que tiene corriendo a más de uno.
Me apoyo en el ejemplo de la
economía en mi hogar, desde enero de 2015 mi madre además de perder 6 horas mínimo
de su vida en una cola, se quejaba constantemente de los desorbitados precios
de los productos de la canasta básica alimenticia. Pero hoy, a principios del
segundo trimestre del año, mi mama así como la mayoría de los venezolanos, ha perdido
la capacidad de asombro al entrar a un supermercado, farmacia o tienda de ropa.
Particularmente para mí ya
no es asombroso que un jean cueste 8 mil, bolívares, o una bicicleta ronde los
20 mil o que incluso algún producto que compre hace 2 meses haya triplicado su
valor, pero luego me acuerdo cuanto es el sueldo mínimo mensual y mi capacidad
para sorprenderme regresa.
Debe ser por la misma razón
que mi mama hoy en día, ya no se queja, si consigue milagrosamente algún
producto simplemente lo compra, incluso colmando sus tarjetas de crédito “por
si la semana que viene esta más caro” dice ella con resignación.
Según la firma argentina
Ecolatina, en su más reciente informe, la inflación en Venezuela ha alcanzado
niveles alarmantes, motivado a la escasez de divisas y la falta de productos de
primera necesidad alegando que la
situación lejos de mejorar sólo parece “recrudecer”.
Un Gobierno nacional que
pretende solucionar los problemas económicos simplemente inyectando dinero
inorgánico debido a su falta de respaldo en oro, causa más problemas que
soluciones, incluso el sistema cambiario
Simadi, que venía a satisfacer la demanda de divisas en el país se ha quedado
corto para cubrir dicha demanda, sin mencionar que cada dólar se cotiza en un promedio
de 190 Bs.
Entonces, ¿cuáles son las
soluciones? Los expertos opinan que una de las principales medidas sería
reactivar el aparato productivo nacional con el fin de disminuir el gasto que
se realiza diariamente para las importaciones. Pero esto implica no sólo un
giro en la forma del Ejecutivo nacional para manejar la economía, sino también
un cambio en la ideología que se traduzca en apoyo al sector privado para que exista una verdadera cooperación
entre ambos con el fin de beneficiarse mutuamente.
Es hora de separar la
política de la economía, de implementar un plan verdaderamente efectivo para
frenar los altos índices inflacionarios que agobian a los ciudadanos y
destruyen por completo su capacidad de ahorro. Pues si bien para el común
denominador es complejo comprender los factores económicos y sus razones, todos
somos afectados de igual forma por la escasez y los altos precios.