viernes, 10 de abril de 2015







Inflación: Los tan temidos números que el Banco Central de Venezuela lleva meses sin difundir pero que afectan nuestra realidad, comiéndose nuestro sueldo, el crédito de las tarjetas y nuestra calidad de vida.

Hoy, 10 de abril se cumplen tres meses de atraso en la publicación de los índices de inflación por parte del BCV, la última cifra publicada fue en febrero del presente año, cuando se dio a conocer que en el año 2014 Venezuela registró una inflación de 68,5%, la más alta de América Latina, aunque muchas personas coinciden que fue desde inicios de presente año que se desató la locura económica que tiene corriendo a más de uno.

Me apoyo en el ejemplo de la economía en mi hogar, desde enero de 2015 mi madre además de perder 6 horas mínimo de su vida en una cola, se quejaba constantemente de los desorbitados precios de los productos de la canasta básica alimenticia. Pero hoy, a principios del segundo trimestre del año, mi mama así como la mayoría de los venezolanos, ha perdido la capacidad de asombro al entrar a un supermercado, farmacia o tienda de ropa.

Particularmente para mí ya no es asombroso que un jean cueste 8 mil, bolívares, o una bicicleta ronde los 20 mil o que incluso algún producto que compre hace 2 meses haya triplicado su valor, pero luego me acuerdo cuanto es el sueldo mínimo mensual y mi capacidad para sorprenderme regresa.

Debe ser por la misma razón que mi mama hoy en día, ya no se queja, si consigue milagrosamente algún producto simplemente lo compra, incluso colmando sus tarjetas de crédito “por si la semana que viene esta más caro” dice ella con resignación.



Según la firma argentina Ecolatina, en su más reciente informe, la inflación en Venezuela ha alcanzado niveles alarmantes, motivado a la escasez de divisas y la falta de productos de primera necesidad alegando que  la situación lejos de mejorar sólo parece “recrudecer”.

Un Gobierno nacional que pretende solucionar los problemas económicos simplemente inyectando dinero inorgánico debido a su falta de respaldo en oro, causa más problemas que soluciones,  incluso el sistema cambiario Simadi, que venía a satisfacer la demanda de divisas en el país se ha quedado corto para cubrir dicha demanda, sin mencionar que cada dólar se cotiza en un promedio de 190 Bs.

Entonces, ¿cuáles son las soluciones? Los expertos opinan que una de las principales medidas sería reactivar el aparato productivo nacional con el fin de disminuir el gasto que se realiza diariamente para las importaciones. Pero esto implica no sólo un giro en la forma del Ejecutivo nacional para manejar la economía, sino también un cambio en la ideología que se traduzca en apoyo al sector privado  para que exista una verdadera cooperación entre ambos con el fin de beneficiarse mutuamente.

Es hora de separar la política de la economía, de implementar un plan verdaderamente efectivo para frenar los altos índices inflacionarios que agobian a los ciudadanos y destruyen por completo su capacidad de ahorro. Pues si bien para el común denominador es complejo comprender los factores económicos y sus razones, todos somos afectados de igual forma por la escasez y los altos precios.